Crítica de ‘El niño 44’: niños perdidos, pero que mucho, en guerras

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‘El niño 44‘ es la nueva películas del sueco Daniel Espinosa en torno a los asesinatos de Rostov trasladados a la URSS en los años cincuenta, y que adapta la novela homónima de  Tom Rob Smith . Se trata de una historia interesante de hermanos, odios y asesinos en serie,  con un reparto singular en una época convulsa de la historia llena de luces y sombras, que, sin embargo, se pierde por diferentes caminos, sin decidirse por ninguno, ni llegar a ninguna meta por ninguno de ellos.

‘El niño 44’ es un campo que se siembra con muchas semillas, pero sin echarle abono. No es que teja diferentes tramas y las vaya dosificando,  haciéndolas crecer y ayudarse unas a otras, sino que muestra pedacitos al azar de vez en cuando, olvidándose de sintetizar y de dar las explicaciones que den sentido a los fragmentos lanzados. Por un lado, encontramos la historia de Leo un niño huérfano ucraniano redimido como soldado en el ejército soviético, apartandose del hambre y su propia familia, y que ha conseguido estima y una mujer a la que ama. Éste, protagonista interpretado por el rotundo Tom Hardy (Mad max: Furia en la carretera) ha de reflexionar sobre si mismo cuando  le obligan a elegir entre su país y sus amigos y su esposa: denunciar y someterse, a cambio de su honor y de su vida. Por otro lado, su enemistad con uno de sus compañeros, Vasili, que le admira y le envidia, precipitará el drama y el destino de los acontecimientos, empeñado en vengarse de él y de arrancarle su puesto y su mujer y querer asesinarle por una afrenta vital que se intuye al final. Asumimos que el malo es malo y cobarde porque sí. Y, por último, y lo que le da título al film, una serie de asesinatos de niños en torno al trayecto del tren que quieren ser ignorados por las autoridades, ya que en el mundo de Stalin no existen los delincuentes, el crimen no existe en el paraíso, sólo la traición al régimen y los espías occidentales que son señalados con el dedo y llevados al paredón sin miramientos. Son estos homicidios, los que a pesar de las desgracias de Leo, le mantienen luchando, sin saber muy bien las motivaciones para ello: tras ser denigrado y castigado por no acusar a su mujer y estar su enemigo al acecho, decide insistir en la investigación de las muertes de los niños, que en su caso, tienen punto de partida en el del hijo de su mejor amigo. Para esta tarea contará con la ayuda del general al mando en Vols, un Gary Oldman que luce bien, pero que es poco aprovechado.

kinnaman hardy niño 44

Mientras que lo realmente interesante es la trama de los asesinatos y la búsqueda del enfermo psicópata, y el ambiente corrupto de Moscú, que mucho no parece diferenciarse del de la Alemania nazi, el relato parece querer irse por las subtramas personales, que pasan por el film sin llegar a dibujarse, nada  más que para generar un aumento de un tono melodramático, a veces innecesario o sobreentendido con un par de gestos previos y cuyas raíces quedan en la penumbra. En esta apartado está la relación con este enemigo torpe y vacilante, en el deseo de éste por la mujer, en el lado magnánimo del héroe, de su amor por su esposa, del miedo de esta, o de la culpabilidad de él por la muerte de unos granjeros, cuyas hijas quedan huérfanas. Todo en medio de un mundo gris sin esperanzas, pobre, sucio y realmente olvidado un poco de su humanidad, humanidad que cuando aparece resulta algo sin sentido o de folletín, especialmente en el final.

La pena es que todos estos puntos dan para una buena historia que no termina de asentarse, que tiene un ritmo lento y una selección de motivos y episodios poco acertada, y que renuncia a la gran novela negra que lleva en su interior, pero que tampoco opta por el tono frío, distante, pero analítico del mundo nórdico o de la introspección y realismo de la novela rusa ‘clásica’. Tampoco parece sacar partido de sus actores, que hacen su papel sin fallo alguno. junto a Hardy, encontramos a Joel Kinnaman, un recurrente de las películas de Espinosa (‘Dinero fácil’,’ El invitado’), Gary Oldman, Noomi Rapace( que ya coincidió con Hardy en ‘La entrega’),   Jason Clarke, que pasa por ah´un segundo, pero cuyo personaje parece que debía tener más chicha,  Vincent Cassel, que ya con estar da el perfil de malo en cualquier parte, Paddy Considine y un fugaz Charles Dance.

En fin, ‘El niño 44′ es un proyecto con buenas ideas que se desaprovechan por irse por las ramas y no centrarse y que nada tiene que ver con el trailer, lleno de buenos propósitos que habla de la trama principal sobre la que realmente no llega a ahondar el film.