«Cómo acabar con los otros» y casi con el espectador

Resulta una sátira efectiva sobre el estado actual de la sociedad y se puede extrapolar fuera de Dinamarca, país del que sale esta película. De hecho, tengo miedo de que la vean nuestros queridos políticos por si imitan los «Nuevos Criterios de Copenhague», algo nada descabellado tal y como van los tiros.

No es una película de miedo ni tampoco una comedia de carcajadas empalmadas una con otra, pero tiene un poco de ambas cosas. Si a eso lo sazonas con una crítica un tanto cáustica e incisiva, tienes una pieza muy interesante que exhibir a los demás. «Cómo acabar con los otros» no es un largometraje malo, a decir verdad, pero se desinfla a medida que llega a la conclusión.

En algún lugar del país se declara un estado de emergencia y todas las personas que no aportan nada a la comunidad (drogadictos, alcohólicos, madres negligentes, parias, chonis y demás) son recluidas temporalmente. Las someten a un juicio rápido para determinar si su existencia merece la pena frente al coste que el Estado ha invertido en ella. De esta forma, nos presentan a Gerda, una mujer con problemas en la cadera y alcohólica, a China, un «punky» maleducado y vacilón, a Petersen, un artista que solo ha chupado del bote (¿os suena?), a Melanie, a una pareja de hermanos, Nancy y John, y Belinda/Sidse, la subversiva del grupo.

Resulta que Belinda intenta ayudarlos para que cuando los entrevisten utilicen salidas filosóficas a la pregunta de por qué están en el mundo y cómo lo pueden enriquecer. El interrogatorio lo llevan a cabo un militar, Christian, y un delegado del gobierno que tiene la última palabra, Folke. Christian pilla enseguida a Belinda e insiste en que desvele su otra identidad, la verdadera, pero la chica se resiste y Christian inicia una somera investigación.

La dirección de Anders Rønnow Klarlund no es muy firme y se nota esta carencia en los personajes que, en su mayoría, resultan bastante planos y no nos dan ninguna sorpresa. Tal vez la trama nos sorprenda en algún punto cercano al final, sobre todo en lo que atañe a la pareja de hermanos y a Folke, pero está floja al no profundizar en el tema, que da para mucho. Además, sobran algunas escenas donde la protagonista parece poco más que una superheroína.

Aun con todo, se deja ver y entretiene. Salvo por el final, que es precipitado, y la banda sonora, que ésa sí que es para pegarse un tiro, no está tan mal. Es la primera película danesa que me deja una sensación cercana a la decepción, sin llegar a serlo.