Crítica: ‘Drácula: la leyenda jamás contada’

dracula la leyenda jamás contada

dracula la leyenda jamás contada

‘Drácula: la leyenda jamás contada’ o ‘Dracula Untold’  es una suerte, para que mentirnos, de precuela innecesaria. A pesar de que se nos va a contar algo que no conocíamos la esencia espopular, así como sus resultados, pero cambiamos el desarrollo de los hechos, desmitíficamos al vampiro por antonomasía y tampoco nos comemos mucho la cabeza para generar leyendas nuevas. En fin que se trata de una historia olvidable y que para fans de este rey de los no-muertos más vale que lo sea.

Con ‘Dracula: la leyenda jamás contada‘ nos encontramos con un héroe romántico con bases históricas que, sin embargo, está falto de empuje. LO mejor del film sin lugar a dudas es Luke Evans, a pesar de que se tire toda la película mirando con tristeza al infinito y repitiéndose su misión en la vida: salvar a su pueblo y a su familia. No es que el actor de ‘El Hobbit: la desolación de Smaug’ se acerqué a lo que se espera del personaje, por culpa del guión, pero desde luego presencia y voz no le faltan, aunque estén desaprovechados. El otro gran actor visto aquí es Charles Dance, aunque casi por aparecer, pues su rostro es lo más oscuro que vamos a ver en el film, tanto disfrazado como al natural (y a puntito de empezar una partida de ajedrez).

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Nos duele esta versión porque realmente en este trasfondo había cosas realmente interesantes que contar y toda una literatura tanto tradicional como visual para construir el personaje desde sus orígenes, con ese aura de misterio, pasión y crueldad digno del monstruo que es. La batalla que envenena al príncipe y lo lleva a sus infiernos, su dolor y transformación maquiavelica, así como una pasión sin limites y su inflexión hacia la locura. Todo esto son buenos puntos de partida y trama, pero, cómo no, optamos por el camino fácil y, sí, Drácula está vencido desde el principio, sin añadir más, y con poca gracia.¿Este es el referente que pretenden que quede sobre los otros en las nuevas generaciones? ¿Así quieren aniquilar a ‘Nosferatú’, al drácula de la Hammer o al más amoroso de todos el ‘Dracula’ de Coppola? Por lo menos ‘Van Helsing’ tenía chistes, y este, aunque  más digno, es un soso. Además, el vampiro drácula es más bueno que el pan, no mata ni a una mosca con maldad por mucho que le apoden el empalador, no invoca a las bestias ni domina a sus engendros, y termina siendo un mesías sacrificado, al que bueno, sí, el demonio le hace beber sangre de vez en cuando.

Así que sí, Drácula es buena gente: quiere mucho a su mujer y a su hijo como cualquier padre de familia. No obstante, la pareja de amantes carece de fondo loable y química. Sarah Gadon es mona y Luke Evans viste bien la armadura, pero nos seguimos quedando con Gary Oldman y Winona Ryder. Eso sí que vuelvan a probar cuando hagan ‘Dracula, el musical’

Por otro lado, las reglas clásicas del vampiro están cogidas con pinzas y sus batallas no son ni espectaculares y ni muy conscientes de estas normas, de hecho, el enemigo que cae tiene más argucias para pelear que el que recibe el don de la noche. La inevitabilidad del final también se salta la ‘muerte verdadera’ ¿y qué…? Se habrán dicho sus creadores, que tratan sin muchas ganas de dar un giro…¿ inesperado? Lo inesperado es que hayan convertido a Vlad Drácula en un superhéroe bonachón de Marvel, sin sus muecas, y la sorpresa, de nuevo evitable, es la de sembrar la semilla de la saga, que será de monstruos a falta de cómic. Si siguen por ahí, mejor que empiecen a buscar mejores directores que Gary Shore (o que empiece a verse algún clásico) y otros guionistas que no sean unos debutantes como Matt Sazama y Burk Sharpless