Crítica: ‘El hombre de acero’

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‘El hombre de acero’ nos trae de vuelta al héroe, por antonomasia, con las virtudes y los defectos de nuestra época cinematográfica, así como los de su productor, Christopher Nolan, que tiñe con su estilo una cinta dirigida, a su vez, por Zack Snyder.

‘El hombre de acero’ se nos presenta con una admirable historia, intensa y profunda, con unas claras reminiscencias mesiánicas y un reparto elegido con éxito, una versión de Superman que resuelve a conciencia la conciencia de los protagonistas, quizá demasiado por encima de su lado ‘terrenal’, pero que para los que nos somos tan jóvenes cuenta sobre todo con un gran enemigo: la nostalgia. Sea mejor o peor que sus predecesoras, y con ello hablamos del ‘superman I’ y ‘II’ de Christopher Reeve y Richard Donner/ Lester, el recuerdo asociado y la comparación harán que no salga victorioso.

Sin embargo, el film de Snyder cuenta con bastantes puntos positivos para aprobar con nota el nuevo relato. Nos hallamos ante una historia más seria, parte de la búsqueda de uno mismo y la clásica encarnación del héroe, un ser divino dispuesto a dar la vida por aquellos que le maltratan y temen, con el único apoyo de la esperanza y la fe que este cristo particular pone en la humanidad. Henry Cavill interpreta con acierto al personaje y además, para que mentirse, entra en el traje como si fuera suyo. Asímismo el enemigo elegido da la talla, tiene sus razones, sus motivaciones, es un verdadero oponente en cuanto a fuerza y dilema filosófico y hay que decir, también está perfectamente interpretado por Michael Shannon (véase ‘The Iceman’).

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Los secundarios del hombre de acero son esenciales y también grandes actores, tanto Kevin Costner, como Diane Lane, la bella Ayelet Zurer (la madre de Superman que era un peculiar y morbosa enfermera en ‘Adam resucitado’) y el, para mi gusto, demasiado omnipresente Russell Crowe como Jor-El. Incluso Amy Adams apunta maneras: en lugar de la típica damisela en apuros, parece una verdadera reportera intrépida, cosa que ni la chirriante Margot Kidder ni la sentimental Kate Bosworth habían conseguido.

A todo esto acompañan la marca de la casa de Nolan, sus tonos oscuros, sus grandes escenarios y escenas de destrucción coreografiadas con desenfoque y casi cola de arrastre, impresionantes arquitecturas visuales para naves y persecuciones en una inmensa metrópolis y una banda sonora, de Zimmer, por supuesto, épica a rabiar.

El guión, es 100% de David S. Goyer que opta por una estructura menos convencional: tras introducir la tragedia de Krypton, da un salto al futuro con un Clark Kent adulto con su problema de su identidad y el que le viene del espacio, y en medio de este presente inquietante nos salpica con flasbacks de sus dificultades y diferencias de infancia y juventud con sus padres. El problema al optar por este reparto es que en ningún momento la película respira sino que mantiene un nivel alto de intensidad y drama: falta humanidad y distensión a lo largo, para que fluya menos densa.

En fin ‘El hombre de acero’ es un film de acción épica que va al grano, a los problemas esenciales de sus personajes, con una puesta en escena grandiosa y unos actores atractivos. Esperamos tenga una chispita más de naturalidad, y por qué no picardía, en la próxima y confirmada entrega.