¿Dónde está «El Enigma del Cuervo»?

Ingredientes buenos para hacer una película entretenida: John Cusack en el papel de Edgar Allan Poe, James McTeigue a la dirección y crímenes en serie. ¿Se consigue? ¿Es una bazofia? ¿De verdad es tan terrible como la crítica sugiere?

No, no lo es. «El Enigma del Cuervo» no es, a todas luces, una película de ejecución brillante ni de un guión sólido. Tampoco nos muestra unos personajes con una psicología apabullante. No obstante, es una colección de escenas entretenidas y un ejercicio de reconocimiento para los fans de Poe que pueden jugar a buscar cuáles de sus cuentos se han tomado en cuenta a la hora de elaborar la historia. Es decir, que la puedes ver en casa cualquier tarde libre de proyectos y si en tu disco duro no hay nada mejor.

Sus grandes puntos a favor son John Cusack, quien hace un Poe bastante creíble, aunque a veces el guión le haga parecer menos de lo que es, y eso evidentemente no es culpa suya, la fotografía oscura y con unos toques góticos que harán las delicias de esos aficionados a la cultura que son neófitos, pero se creen más siniestros que Marilyn Manson y las diversas referencias a sus obras que se pueden ver reflejadas de mejor o peor manera. Todo lo demás está tan en la línea de la suficiencia que esta película que se quedaría con un cinco pelado, si es que llega.

Lo cierto es que la historia de McTeigue consiste en una amalgama de escenas tenebrosas y personajes un tanto incoherentes que en cada escena actúan de una manera distinta. Esto resulta incómodo, ya que, como espectador, se hace difícil empatizar con ellos y no logran captar la atención del todo. Hacia el final de la película apenas interesa quién es el asesino de los múltiples crímenes que sirven como tributo a Poe y ni siquiera sorprende.

Poe no podía ser el ejecutor de los mismos, aunque estuviera majareta y tuviera mucha baba como crítico. El inspector tampoco porque sería demasiado obvio y la amada está secuestrada y enterrada en una especie de ataúd, por lo que, en teoría, ella no podría hacer nada malo desde allí.

A pesar de sus numerosos fallos, es una película que se deja ver. Entretenida, con unos efectos especiales simples, aunque adecuados para el nivel del proyecto y un intento de explicación a esos últimos días que nos hemos perdido en la biografía «oficial» de Poe. Lamentablemente se limitan a relatar el episodio a medias, pues no intentan explicar cómo acabó con las ropas de otro hombre, sino que tan solo aparece la mención a «Reynolds». En aquel momento se creía que podía tratarse de su editor, pero éste es otro de esos misterios que no se resolverán jamás.

En conclusión, «El enigma del cuervo» no es una película para los admiradores de Edgar Allan Poe, sino para los de John Cusack a lo sumo. Si te gusta Poe y no te vas a irritar frente a una ejecución mediocre, entonces dale una oportunidad. Ahora bien, si eres muy sensible, ni te lo pienses porque no vas a ganar nada, absolutamente nada, con esta película.