«¡Piratas!» y su crítica sin 3D

No hace mucho, mi compañera Laura nos puso en sobreaviso de la llegada de los «¡Piratas!» a la cartelera y compartió el tráiler con nosotros. Ahora yo he tenido el placer de verla, y si bien lo hice sin el 3D, me aventuré con la versión original.

Y es que me negaba en rotundo a perderme a Hugh Grant prestando la voz para el Capitán Pirata, a David Tennant haciendo de un oscuro «Chuck» Darwin o a Martin Freeman encarnando al sensato y fiel Número Dos, como una prolongación de su Watson en la serie Sherlock de la BBC. Tampoco quería dejar de escuchar a Ashley Jensen o a Imelda Staunton.

El elenco de «¡Piratas!» fue uno de los motivos que me sedujo enseguida, pero lo que me atrajo desde el primer momento fue el sello de Aardman Studios. Tengo buenos recuerdos de Wallace y Gromit y de «Chicken Run«, así que poder ver una joya de calidad con el desfasado stop-motion me ha tentado. A pesar de ser una banda de gamberros -tanto el equipo técnico como los protagonistas de la peli-, «¡Piratas!» no consigue todo el humor que se espera, hace un buen trabajo.

A diferencia de otras compañías, Aardman Studios no apuesta por lo sentimental y lo conmovedor. No le hace falta. Sus proyectos tienen tanta calidad que no necesitan complicadas historias con protagonistas traumatizados para llegar al corazón del espectador. No obstante, también cojean de un pie y es que «¡Piratas!» es una delicia en cuanto  a detalles que habría vuelto loco a Ibáñez. A veces da la sensación de que la película se recrea mucho más en las pequeñas escenas llenando las esquinas y los segundos planos con tanta información interesante que disimula un guión no tan hilarante como debiera.

No obstante, «¡Piratas!» entretendrá a pequeños y a grandes más o menos por igual, ya que hay algunos guiños reservados para el mundo adulto. También juega en dos planos con críticas sin sutilezas e ideas que se deslizan sin el espectador no permanece atento. Además, no lo revela todo permitiendo hacer uso de los axones y dendritas en una película destinada al público infantil.

En cuanto al desarrollo de la trama, solo nos llevaremos la sorpresa de encontrarnos con una maravilla de la animación y una buena comedia británica basada en absurdos, un humor sardónico que recuerda a los Monty Python y unos piratas más divertidos y desafortunados que los del Caribe, pero nada de esperar giros dramáticos del guión, pues en ese aspecto es predecible desde que sabemos las motivaciones de cada personaje. Por otra parte, «¡Piratas!» es un simpático homenaje a los pobres dodos extintos.