Crítica de ‘El abuelo que saltó por la ventana y se largó’

crítica de 'El abuelo que saltó por la ventana y se largó'

crítica de 'El abuelo que saltó por la ventana y se largó'

‘El abuelo que saltó por la ventana y se largó’ es la adaptación al cine de la novela de Jonas Jonasson que llega a nuestras salas de cine después de triunfar en su país de origen, Suecia. Las razones de su éxito es una historia entretenida y mucho humor tontorrón y macabro.

 

‘El abuelo que saltó por la ventana y se largó’ de Felix Herngren es una historia, que a los que no hayan leído la novela sorprenderá: Un hombre de 100 años escapa de su asilo y en el camino roba una maleta con 50 millones de coronas. ¿Cómo escapa y como sale ileso del embrollo? Muy fácil el repaso a su larga, y plagada de encuentros con personajes históricos, vida nos da la clave y esta a su vez tiene la chispa de un curioso dato, un gusto aséptico por las bombas, es decir, por hacer estallar cosas sin más, sin maldad alguna. De esta manera vemos como ha sobrevivido a la muerte de sus padres, a la guerra civil española y a Franco, a un campo de concentración soviético, a la bomba atómica, al espionaje doble durante la guerra fría: todo a base de bombas. No obstante, la historia en el presente no puede ser menos interesante, ya que en su inverosímil huida se encuentra con toda una serie de personajes extraños como él, bonachones por un lado e increíblemente estúpidos por el otro. Esto da pie a la parodía con más mala leche que podemos imaginar sin llegar a perder la corrección e incluso con algo de ingenuidad , donde simplemente veremos gente que cae a sus pies brutalmente, irrisoriamente, pero sin manchar la pantalla.

 

Así a la trama de suspense, añadimos, mucha tontería sin reparos y es que en el país de los ciegos, el tuerto afortunado es el rey y este es el caso de Allan Karlsson, que sale de todas las peripecias sin rasguños, bebiendo y haciendo bombas. A la sarta de chistes semisangrientos ayuda un buen ritmo de montaje, aunque a quien no guste el humor de tartazo puede llegar a cansar tanta falta de seriedad, ya que como hemos dicho los gags son hasta cierto punto blancos y simplones, por mucho que hilemos lo histórico y la aventura senil.

Por otro lado, el film comete otros fallos, cronológicos y culturales, aparte de ofrecer unos tipos a ratos demasiados bobos y con algo de falta de profundidad, lo que ayuda a que la mala baba quede taimada en ciertas ocasiones. A esto le sumamos un horrible maquillaje, que en ciertos momentos delata la inconsistencia de la vejez del protagonista.

No obstante en conclusión, nos hallamos con una comedia que deja buen sabor de boca y que, a pesar de olvidable, hace pasar un rato agradable (repetimos, no apto para todos los gustos) y sin comeduras de cabeza (que invita más que a recomendar el film, a sugerir el libro).  ‘El abuelo que saltó por la ventana y se largó‘ es una de las opciones de este fin de semana del 11 de julio y sobre el que apostamos que podrían surgir sin problemas remakes internacionales bastante lucrativos ¿ Os atrevéis con el blockbuster sueco del año?