Crítica: ‘El lobo de Wall Street’

el lobo de Wall Street leonardo dicaprio

Martin Scorsese lo ha vuelto a hacer: con ‘El lobo de Wall Street’ nos devuelve una visión del mundo podrida, de negocios sucios, de la delincuencia con su cara más lavada y ‘evidente’, en fin, los tejemanejes de la bolsa y sus brokers. Para bordar una nueva película sobre los excesos de la ruindad humana ha contado una vez con su actor fetiche Leonardo Dicaprio, que además produce junto al director este film.

‘El lobo de Wall Street’ nos muestra una curiosa mezcla entre ‘Atrapa a un ladrón’, ‘Casino’ y ‘Resacón en las Vegas’ con un humor negro que salpica un drama y biografía de un genio (más) que optó por hacerse rico por la vía de lo ilegal y de lo obscenamente incorrecto. Este brillante agente de bolsa sin conciencia no deja de ser así un personaje rebosante de inteligencia y vicios al mismo tiempo.( Jordan Belfort, el protagonista, es una persona ‘real’, cuya novela biográfica ha sido la base para que Terence Winter, productor y guionista de ‘Boardwalk Empire’ y ‘Los Soprano’, escriba el guión ) La historia discurre con un narrador entretenido, en primera persona que nos cuenta su llegado al mercado y su salida, con mucho desparpajo a lo largo de casi 3 largas horas de metraje, donde se echan de menos, para ver a un Scorsese 100%, algún muerto y, por qué no, un cameo de Robert De Niro, puestos a pedir.

No hay que decir que es una película para amantes del cine del realizador de ‘Infiltrados’, ‘Gangs of New York’ o ‘El aviador’, filmes también protagonizados por Dicaprio, ya que rebosa aquí su mirada altiva y despiadada, aunque algo discreta en sangre y escatologías por otro lado, su lenguaje soez y encarnado, su ausencia de romanticismo y su sentido de la sucia realidad así como del dinero como motor y veneno del mundo. No hallaremos una comedia aquí  ‘plácida’, ni con ‘buen gusto’ y menos que deje buen sabor de boca, sino con un retrato creíble, verídico a la par de incómodo de criminales de las altas esferas.

Por otro lado, no nos hallamos ante la típica historia de forja de héroe (antihéroe en este caso) y bajada a sus infiernos como castigo de sus pecados, ya que en lugar de un parábola descendente la estructura parece engañarnos con un ligero bucle que termina en una línea intermedia con puntos suspensivos, quizás porque de manera sutil mantiene una pizca de humanidad en sus personajes egoístas e infantiles que permite esta ambigüedad.

Junto al buen trabajo de Dicaprio, ganador del Globo de Oro y nominado para los Oscars, nos encontramos a Jona Hill, que a pesar de cambiar de género se mantiene en su rol (salido de madre), Margot Robbie, Kyle Chandler (‘King Kong’, ‘Super 8’), Matthew McConaghey, Jon Bernthal (‘Mob City’, ‘The walking dead’), Jon Favreau, Rob Reiner o Jean Dujardin (‘The monuments men‘, ‘The artist’).

Entre las ‘dolencias’ del film se pueden citar una duración  larga, una repetición de escenas similares y la falta de algo de introspección personal, rasgo propio de Scorsese, lo que le añade dureza o sequedad de carácter a sus criaturas. ‘El lobo de Wall Street’ es una buena película desgraciadamente creíble en medio de su locura y su festín orgiástico, visto como va el mundo actual, y nunca será mejor entendida que en este momento, lo que no evita que sea un producto entretenido, aunque sobrevalorado en parte, con buenos actores y buenos trajes.

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