Crítica de “Infiltrados en clase”

“Infiltrados en clase”, al igual que “Sombras Tenebrosas”, es una adaptación de una serie antigua en la que, curiosamente, el protagonista era Johnny Depp. Como anécdota, cabe destacar la aparición del actor hacia el final de la película haciendo un cameo que ni siquiera se acredita. Y esto, con toda seguridad, es lo mejor que tiene la película. ¿El cameo de Johnny Depp? ¡No, no, qué va! El final.

Philip Lord y Chris Miller son los encargados de dirigir este insultante largometraje, aunque viendo el estilo de humor de “El gato con botas”, los actores y el argumento de la película, no entiendo de qué me sorprendo. Admito que en cuanto vi el tráiler bufé y seguí con mi vida como si nada, pero me llegaron rumores de que la crítica había sido benevolente. La película, al fin y al cabo, es de humor y si podía echarme unas risas…

Pero no. Ni una sola. Y no es que no tenga tendencia a reírme, sino todo lo contrario, pero tal vez me he hecho mayor para historias que no tienen ni pies ni cabeza.

Y aquí es donde vierto la bilis

Iniciamos esta crítica de “Infiltrados en clase”, película que además de tener una traducción que no beneficia en nada a la película, nos cuenta la historia típica del pringado regordete (Jonah Hill) y el chulo del instituto (Channing Tatum) que se hacen policías y ahí, en la academia, estrechan su relación porque uno es bueno con la teoría y el otro un as con la práctica.

Aprueban y se dan cuenta de que ser policías no es tan divertido como se habían figurado, pero, atención, por su aspecto jovial (¿de verdad?) entran en una misión especial para seguir la pista a una droga nueva: el método más efectivo, sin duda, es regresar al instituto y hacerse pasar por alumnos.

Hasta aquí más o menos bien si ponemos un poco de nuestra parte, pero a continuación, si no teníamos tópicos suficientes, nos encontramos una sucesión de estos de una manera abrumadora, poco efectiva y hasta molesta. Premio especial para la parte en la que se drogan en el instituto. ¡Nadie había pensado en eso antes! Y sí, es muy lógico que el adolescente-camello (Dave Franco) les obligue a tomarse la dosis de la droga especial en pleno instituto; tal vez así lo pillen y pueda dejar el negocio, pobrecito.

¿Humor para chavales?

Supongo que el público objetivo de esta película es el adolescente medio, que no es muy exigente y disfruta con los temas que se tratan. Hay una chica (Molly Tracey), cómo no, una obra de teatro bochornosa, drogas, persecuciones y tiroteos.

Por supuesto, este par de alumnos de élite son expulsados del instituto, algo absolutamente inesperable, ¿verdad? Nada predecible. Tampoco es imposible imaginar que restituyen su mal comportamiento salvando la operación en el baile de graduación. ¡No, pardiez!

Aunque sea una película de humor, creo que se le puede pedir coherencia y un guión más sólido, menos típico a ser posible, y con actuaciones no tan históricas. Creo que esto es culpa, en parte, de la mano de Jonah Hill. Como actor no está tan mal, pero como guionista… debería trabajar más antes de torturarnos con comedias tan deplorables.