Crítica: ‘La teoría del todo’ en muy pocas palabras

crítica de 'La teoría del todo'

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La teoría del todo es de partida una historia interesante, pero demasiado ambiciosa sobre un genio vivo y enfermo capaz de superarse, pero sobre todo acerca de su mujer. El punto de vista pretende descubrirnos a esta gran mente pero sólo nos proporciona pocas palabras que no llegan a describir la grandeza de este científico que cambió la concepción del universo a pesar de sus limitaciones físicas como consecuencia del ELA.

‘La teoría del todo‘ promete demasiadas cosas, intenta abarcar el hallazgo, el amor, la enfermedad, la familia y la superación, pero no lo consigue. Al predominar el punto de vista de Jane Hawking, ya que el film se basa en su biografía, poco a poco desaparece el personaje principal y potencial ‘héroe’, que se constriñe a unos pocos gestos y a su declive físico, eso sí genialmente interpretado por Eddie Redmayne(a quien ya le han dado un Globo de Oro). Sus teorías pasan de corrido y a quien no le interesa especialmente la cosmología y la física probablemente no le capturen estas ideas apenas explicadas ni lleguen a captar su importancia.

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Por otro lado, James Marsh(‘Shadow Dancer’, ‘The king’) , prefiere no redundar en el drama, y mirar desde lejos a la pareja, sin abandonar el punto de vista subjetivo: así evita lo escabroso, pero también aborda lo emotivo con montajes melódicos  facciones como si de vez en cuando inyectará a la película un forzado optimismo, un spot algo prefabricado sin peso real. Es como decir «lo pasan mal y aguantan porque se quieren, ¿ no los ves con la mirada perdida pero tierna? Si no te lo crees aquí va una de niños y musiquita en torno a la silla de ruedas.»Es una pena porque se intuye que hay una verdadera historia de amor llena de momentos preciosos y duros, pero no se profundiza nada más que en ciertas miradas y silencios, con el fin de no caer en lo morboso o en lo amarillista. Ni siquiera se preocupan de detenerse en la tortura de Stephen y su dependencia, ni el contraponerlo con su ingenio y un humor brillante que sólo se apunta al final del film: los personajes se esfuerzan tanto en no caer que son herméticos, dignos pero no muy simpáticos.

Evidentemente es un problema de guión, de falta de riesgo y de clara voluntad de contener lo dramático. Eso no quita para, como ya se ha dicho, Redmayne, pero también la bellísima Felicity Jones estén más que correctos, así como el resto del reparto. Quizás era demasiado pronto para rodar esta ‘La teoría del todo’ ya que un exceso de corrección y pulcritud hace que no se termine de contar ninguna de las historias contenidas en estas dos grandes vidas, las de Jane y Stephen Hawking.