Crítica “Prometheus”

Al fin llegó el día. Prometheus llegaba a los cines de España el pasado viernes día 3 de agosto. Enorme secretismo, rumores incesantes y la sombra de “Alien” planeando por encima de todo. Este cóctel hacía de “Prometheus” una de las grandes apuestas de calidad para el verano (algo parecido a “Super 8” el pasado verano, si cabe la comparación). Con un primer visionado del filme, es el momento de hacer nuestras primeras valoraciones.

En primer lugar, si algo queda claro es que Ridley Scott se encuentra más cómodo rodando en el espacio y en el futuro, que entre viñedos de La Provenza. El filme no alcanza ni de lejos el nivel de “Alien, el octavo pasajero” o de “Blade Runner”, si bien se nota el oficio del realizador en cada momento. Es evidente que el británico conoce todos los entresijos del género y que los usa con habilidad. En “Prometheus” logra importantes cuotas de suspense y esa atmósfera opresiva que patentó hace más de treinta años.

Las flaquezas de las que adolece el filme nacen del mismo guión. La irrupción de clichés y lugares comunes no juega a favor de la obra. Ese es el principal defecto: la escasa capacidad de sorpresa. Nada es demasiado malo como para hacer naufragar el barco, pero nada es demasiado bueno como para que recordemos la película dentro de treinta años. Después de un seductor primer acto, da la sensación de que la “Prometheus” pone el piloto automático hasta el final de la obra (o, mejor dicho, “los finales”, porque, hasta en tres ocasiones creerán estar ante la última secuencia del filme).

Otra de las cuestiones que nos planteaba “Prometheus”, era saber si la “Teniente Ripley” tenía unos dignos sucesores. Tres eran los intérpretes que cargaban con la responsabilidad: Noomi Rapace, Michael Fassbender y Charlize Theron. La sueca parece ya un valor seguro. Es una actriz carismática y solvente. Su tamaño es la mitad que el de Sigourney, pero su motor es de la misma cilindrada. La Elizabeth Shaw que construye, evoluciona como deben hacer los buenos personajes, hasta alcanzar el nivel de aplomo que se espera de ella.

Luego está Michael Fassbender: lo mejor del filme. Su “David” debería entrar de inmediato a engrosar las listas de robots legendarios, escasamente superado por el Hal 9000 de “2001: Una odisea en el espacio” o por nuestro querido Wall.e, y al menos al nivel de los replicantes de “Blade Runner”. Como se suele decir, de David no sabemos si sube o si baja, pero nos encanta.

Se preguntarán “…y Charlize, ¿qué tal?” Pues bien. Gracias por preguntar. No se sabe qué función cumple en la película, pero hace bonito en pantalla. La culpa no es de ella, que siempre es una actriz impecable. La culpa es de quien escribió a tan irrelevante personaje o del director de casting que entendió que una intérprete de tan alto nivel debía encarnar a tan pobre personaje.

En definitiva, “Prometheus” se convierte en la abanderada de la “clase media” dentro de la filmografía de Ridley Scott. Seguimos esperando a aquel joven británico que una vez nos enamoró con sus aliens y sus replicantes. Puede que sean los sueños de un necio, pero soñar es gratis.