‘El Gran Hotel Budapest’, crítica: el aroma de la poesía de Wes Anderson

El-Gran-Hotel-Budapest-critica

‘El Gran Hotel Budapest‘ respira nostalgia naif y esteta con un sutil candor y expulsa a cambio una genuina poesía de cuento moderno propia de todas las obras de Wes Anderson, como especialmente lo hacía la genial ‘Moonrise Kingdom‘.

Al hablar de la historia de este hotel, resulta inevitable echar la vista atrás a la anterior película del artista, ya que en tono es una clara sucesión de esta más que de otras: sus colores irreales y sus decorados fantástico-vintage con un guiño a la recreación documental como si se tratara de un juego infantil, así como sus anhelos de romanticismo,  la sangrante y, a la vez, sutil crítica al mundo de los adultos vs el mundo infantil, o sus chistes escondidos y malévolos, así como la parodía más elegante y subversiva están presentes en ambas y en consonancia mayor entre ellas que con el resto de sus filmes.

Asímismo repite sus trucos de narración y montaje como la compartimentación en capítulos, sus relatos internos a modos de muñecas rusas, sus primeras personas a cámaras y sus miticos planificaciones en círculo, inserts de manos y miradas subjetivas, o sus travellings, aunque renuncia bastante a su recurso de cenitales y picados. A su toque retro se une el uso de diversos formatos, predominando el más cuadrado de 1:1.37 (parecido al utilizado en los primeros tiempos del cine)

gran-hotel-budapest-wes-anderson

Como novedad ‘El Gran hotel Budapest’ cuenta con un reparto espectacular con alguno de los fijos (o frecuentes) del director como Bill Murray, Jason Schwartzman, Owen Wilson, Adrien Brody, Jeff Goldblum,Willem Dafoe, Tilda Swinton o Edward Norton , y algunos nuevos como Lea Seydoux (‘La vida de Adele’, ‘La bella y la bestia’),Saoirse Ronan(‘The Host‘, ‘Hanna’, ‘Byzantium’),  Mathieu Amalric (‘Pollo con ciruelas‘), Jude Law, Harvey Keitel, Tom Wilkinson, el debutante Tony Revolory  y el gran Ralph Fiennes, principal sustento y divertimento del film. De hecho sin él, la película se cae. El personaje de Zero, botones y dueño del hotel-balneario, resulta algo soso, insulso y como le pasaba a los niños de ‘Moonrise Kingdom’ algo falto de encanto romántico. Adolece pues de los mismos fallos que la anterior, y le añadimos el tufillo de un final pesimista y una acción trepidante que se mantiene en un ritmo medio incapaz de llevarnos al climax, aunque sea muy eficaz en un nivel algido que no acaba de resolverse. Lo mismo pasa con la cómicidad perversa de las tramas y subtramas: aunque nos hace esbozar la sonrisa de mediolado y la risilla traviesa, no lleva a la sonoridad de una verdadera carcajada, manteniendo la discrección y elegancia propia de una fabula, que no por ello deja de enganchar en un sólo momento.

En fin ‘El Gran Hotel Budapest’ es un gozada para ser vista gracias a su producción impecable y su estética preciosista, nostálgica y pseudomágica y sus reposados poesía y cinismo, a pesar de una cierta y extraña contención para los profanos( y algunos otros espectadores). Una película imperdible para los fans de Wes Anderson, que no tendrán disculpa si se la pierden.